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Historia

Los orígenes históricos de Alboloduy alcanzan la prehistoria, con asentamientos en el Neolítico final almeriense (siglo VI a. C) y sobre todo en la tercera fase del Bronce (siglo VI a. C), situados en el Peñón de la Reina, con hallazgos, el cual menciona la alquería en su recorrido de Almería a Granada como Boloduy. En torno a la primera mitad del siglo XIII, al formarse el Reino de Granada, se crea la taha de Alboloduy (unidad administrativa en que los soberanos nazaríes dividieron todo el territorio alpujarreño).

Tras las Capitulaciones de Almería, la taha perteneció a Boabdil, junto a otras, como feudo hasta 1493, para concederse definitivamente en 1504 a don Sancho de Castilla y Enríquez, señor de Gor, como recompensa por la ayuda prestada en la Reconquista. El siglo XVI estuvo caracterizado por la sublevación de los moriscos y su definitiva expulsión en 1570 tras su derrota, quedando Alboloduy despoblada. Con la repoblación comienza un nuevo capítulo histórico con predominio del nuevo poder, el cual tratará de borrar toda huella musulmana sin conseguirlo, ya que en Alboloduy aún siguen subsistiendo un urbanismo y una red de acequias de perfil claramente árabe. Es un siglo confuso de topónimos, capitalidad y límites superficiales. El señor de Gor trasladó la capitalidad a Santa Cruz, quedando Alboloduy como lugar; los nombres Albolodud o Alhiçan se utilizan indistintamente para ocultar trueques entre la corona y los señores de Gor, y los lugares de la taha de Marchena y Alboloduy se mezclan y confunden como un rompecabezas. La situación parece aclararse en el siglo XVI; según el Catastro de Ensenada, el señorío lo componen las villas de Santa Cruz y Alboloduy, pertenecientes al conde de Torrepalma, don Antonio Verdugo y Castilla, señor de Gor. La villa recupera la capitalidad y al cabo de dos siglos desde la repoblación presenta un aumento demográfico considerable.El siglo XIX irrumpe con un declive económico y el liberalismo, siendo lo más significativo la abolición de los señoríos y la desamortización, hechos que producen la descomposición del señorío de Alboloduy, y cada término municipal adquiere independencia y autonomía, como Santa Cruz en 1850, para nombrar un alcalde y un regidor en el pueblo.

En 1863, Isabel II crea el marquesado de Alboloduy, concediéndoselo a doña María Elvira Fernández de Córdoba Bohórquez, nieta del duque de Gor.El primer tercio del siglo XX se caracteriza por tensiones sociales, paro y una fuerte sequía, que enlaza con la Guerra Civil, período que transcurre con las dificultades propias del momento y una posguerra dura y pobre. Tras la muerte de Franco, comienza el período democrático, configurándose Alboloduy como un pueblo participativo y tranquilo, con una población agradable y solícita para el extraño que se acerca a conocer este pueblo tan representativo de las tradiciones culturales de la comarca.

La primera referencia estadística de la población de Alboloduy data de 1577, relacionada con la repoblación tras la expulsión de los moriscos, 51 cristianos viejos se instalan en la villa procedente de Andalucía OccidentalExtremadura y Levante, aunque anteriormente había sido un asentamiento poblacional importante, ya que, según el libro de Apeo y Población de 1574, la villa se componía de 153 casas con 150 vecinos moriscos, 3 cristianos viejos, el sacristán y dos beneficiados, datos que denotan una villa grande.

Los siglos XVII y XVIII se caracterizan por la demografía histórica del Antiguo Régimen, altas tasas de natalidad y mortalidad, pero pese a ello se mantiene una continuidad poblacional que al realizarse el Catastro de Ensenada en 175253 se observa un aumento demográfico importante, con 1.562 habitantes.En el siglo XIX hay un crecimiento constante de la población, debido a la riqueza económica que aporta el monocultivo de la uva de Ohanes, alcanzando en 1857 su máxima cúspide, al censarse 2.490 habitantes. Esta tasa de crecimiento se mantendrá hasta principios de siglo, alcanzando en 1910 su máximo censal de esta época, al contabilizarse 2.280 habitantes.En las próximas décadas asistimos a un rápido descenso poblacional, que se acentúa hasta nuestros días. La tasa de crecimiento es interrumpida por las guerras mundiales y Civil y el cierre de los mercados internacionales, comenzando una emigración que se acentúa en las últimas décadas. Según datos de FIAPA, en los años 1976-1991 el descenso de población continúa, debido a una baja natalidad, una excepcional mortalidad que indica un alto índice de envejecimiento, más la emigración, la cual se debe a una gran sequía que padece la zona y la carencia de infraestructuras.Según el censo de 1991, la tasa demográfica es de 911 habitantes, tendiendo a descender en los últimos años, al observarse los datos actuales con 847 habitantes.

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